15/08/01

De: ddjaraquemada@yahoo.es 


Tratado Sobre La Homosexualidad

1º. Base Científica.

La homosexualidad no es una elección personal. Nacemos con una tendencia y es posible que el ambiente la modele, pero nadie puede escoger de manera autónoma su orientación sexual. Es incuestionable que nuestros gustos eróticos están marcados, en parte, por los genes. Existen estudios según los cuales los genes y el desarrollo cerebral desempeñan un papel significativo en la formación de la orientación sexual, aunque todavía no esté bien claro cuál, pero haberlo lo hay. Así por ejemplo se analizó la orientación sexual de cientos de hermanos varones educados juntos con resultados sorprendentes. Si uno de ellos era homosexual, la probabilidad de que el otro lo fuera era del 52% en el caso de gemelos idénticos, del 22% en el caso de gemelos no idénticos y del 10% para hermanos no gemelos. Estos datos apuntan a la presencia de un fuerte factor genético en el camino sexual de la madurez. Otro estudio comparó el ADN de cuarenta parejas homosexuales. Se encontró que casi todos compartían un marcador genético en la región Xq28 el cromosomas X.

Esto también es una indicación de la conexión entre genes y orientación sexual. ¿Y con respecto a la relación entre el desarrollo cerebral y la orientación sexual? Un estudio bastante reciente comprobó que el último hijo varón después de una serie de hermanos también varones tenía una mayor probabilidad de ser homosexual. Se realizaron investigaciones y se demostró que esto era debido porque conforme la madre iba pariendo hijos varones iba aumentando la concentración de la hormonal sexual masculina en el útero materno en los siguientes partos. Esto producía una mayor masculinización física del hijo, como podía comprobarse en la mayor longitud del dedo índice con respecto al anular. Así mismo, el aumento de la concentración de dicha hormona en el útero influía en el desarrollo cerebral del feto, dando lugar a una mayor tendencia hacia una orientación homosexual.
Existen otros estudios que también demuestran que los genes y el desarrollo cerebral influyen de manera
decisiva en la orientación sexual de un individuo.
Afortunadamente la ciencia, una vez más, arroja luz donde ciertas culturas y religiones ponen sombras.

2º. ¿Antinatural?

Hay quien considera que la homosexualidad es algo antinatural. ¿Y qué entienden por natural? Supongo que se considera natural solamente el coito entre el hombre y la mujer, y siempre que se realice con el
único fin de reproducirse. Entonces el coito sin la intención de reproducirse, algo que hacen muchos heterosexuales, debería considerarse antinatural. ¿Y un beso en la boca? El único fin de estos besos es la obtención de una increíble sensación de placer.
Teniendo en cuenta que no tiene ningún fin reproductivo y que además se obtiene placer ¿debería considerarse también antinatural?. De la misma manera, el coito anal, el sexo oral, etcétera, que practican
muchos heterosexuales no se considera antinatural. Por qué entonces la homosexualidad sí que se considera antinatural. Perdonad, pero creo que los homosexuales y bisexuales hacen cosas que los heterosexuales también hacen (o que en muchos casos les gustaría practicar, pero su pareja se niega) con la única diferencia de que su pareja es del mismo sexo. Para saber lo que es natural o no habrá que irse a mirar en la naturaleza que Dios creó. Y decirles a aquellos que piensan que lo natural es sólo el coito entre un macho y una hembra que, por ejemplo, las manifestaciones homosexuales entre los jóvenes machos del ciervo son bastante frecuentes. Hay "gente" que califica la homosexualidad como una desviación de las tendencias naturales, pues bien, en el reino animal esto no se puede considerar así, sobre todo durante la infancia, periodo en el que es práctica frecuente, a veces cotidiana, para machos y hembras. Estos amoríos ocurren siempre en el seno de grupos o manadas formadas por animales sociales, como en el caso del ciervo o la cabra montés. Esto ha llevado a los sexólogos naturalistas a interpretarla como una actividad perfectamente normal, bien como respuesta lógica al instinto sexual que comienza a desarrollarse, o bien como recurso de desahogo ante el estado de ansiedad inducido por el comportamiento cotidiano de los ejemplares adultos. En otras comunidades de animales se dan en ocasiones muestras de cariño entre los machos, que harían levantar más de una ceja si fueran aplicadas a los humanos. Por ejemplo, tras una pelea entre dos machos de chimpancé, la reconciliación suele ir acompañada de un intercambio de besos en la boca y las hembras del chimpancé pigmeo se aparean entre sí con frecuencia.
El pez espinoso de vez en cuando se comporta como una hembra y las hembras de los patos silvestres y otras muchas aves, como las gaviotas, se aparean entre si en ocasiones. Las gatas muestran patrones de clara excitación homosexual cuando se han criado sin contacto con machos. El macaco que busca hacer las paces con un macho dominante, le presenta los cuartos traseros y a los gorilas les gusta salir en bandas para mantener relaciones con otros machos.
Dentro de las distintas especies de monos se ha observado que cuanto más se parece el cerebro de dichas especies a los seres humanos mayor es la tendencia a practicar sexo sólo por placer, y no con el único fin de reproducirse (instinto animal), al igual que también aparecen mayor número de casos de conductas homosexuales (obsérvese que la primera tendencia les hace parecerse más al ser humano que al resto de los animales, donde en estos últimos el sexo se practica únicamente con el fin de reproducirse y de que sus genes pasen a la siguiente generación).
Sigamos por esta línea: en una pareja homosexual no se persigue la meta de que sus genes pasen a la siguiente generación. Puede comprenderse esto como una ruptura total del instinto sexual de los animales. Pues sí señores, esto es lo que diferencia al ser humano de los animales. Nosotros nos enamorados. Hemos destruido completamente el instinto animal, no nos importa que nuestros genes no pasen a la siguiente generación, ya sea porque la pareja sea homosexual o porque sea heterosexual pero uno de los dos sea estéril. En la naturaleza los animales discriminan a aquellos que tengan defectos o síntomas de esterilidad. Nosotros no, nosotros no podemos decidir de quien nos enamorados. A la hora de enamorarnos nos es indiferente que nuestra pareja sea paralítica, ciega, del mismo sexo, que tenga alguna enfermedad, que no pueda tener hijos... Si pudiéramos decidir de quien nos enamorados, entonces ¿Seríamos humanos?. Obsérvese entonces que la homosexualidad es sólo posible en la raza humana, en la especie más evolucionada e inteligente de la naturaleza. La evolución del cerebro humano ha llegado a tal extremo que ha anulado el instinto reproductor animal: sólo importan los genes.
La homosexualidad no es algo antinatural en el ser humano, al contrario, la extraordinaria evolución de nuestro cerebro es lo que permite que haya personas que se enamoren de otra de su mismo sexo.

3º. Influencia De La Sociedad Actual En La Condición De Homosexualidad.

Esta sociedad nos ha educado desde niños a ser heterosexuales, es por eso que la homosexualidad y la bisexualidad son una minoría. Si no nos hubiesen educado así seguro que el número de homosexuales y bisexuales sería mucho mayor ¿Seguro? Pues claro que sí. Hay muchísima gente que siendo homosexual y bisexual vivirán todas su vida reprimidos haciéndose pasar por heterosexuales. Esconderán su condición de homosexualidad en lo más profundo de su cabeza, negaran sus propios sentimientos e incluso se castigarán por sentirlos. Nunca llegarán a ser realmente felices. Y todo porque la sociedad les ha educado así.
Sabéis que existe una tribu en Papua-Nueva Guinea, el pueblo de los Sambia, donde se practica la homosexualidad, y donde la heterosexualidad se practica como una penosa carga que deben afrontar si quieren seguir teniendo descendencia. Este es el caso contrario de la sociedad donde vivimos. Seguro que en esta tribu habrá personas heterosexuales que no lleguen a ser plenamente felices en toda su vida. Ahí son los heterosexuales los que son una minoría.
Entonces es suficiente con tener un par de neuronas para darse cuenta que si en esta sociedad hubiera libertad, y nadie se viera presionado para reprimir su verdadera orientación sexual, el número de gays sería
muchísimo mayor (en realidad no es que aumentara el número de homosexuales ni de bisexuales, sino que esta gente saldría por fin a la luz). Hay que construir una sociedad donde no se condicione a nadie ni hacia la heterosexualidad ni hacia la homosexualidad.
Aristóteles dijo ya hace mucho, mucho tiempo:”La virtud es el justo medio entre dos extremos igual de viciosos”. Parece mentira que alguien dijera algo tan inteligente hace tanto tiempo y todavía no se haya puesto en práctica.

4º. La Religión.

¿Por qué la sociedad en la que vivimos condena la homosexualidad? Por la influencia que tiene la religión sobre esta sociedad. Hasta tal punto que muchos homosexuales que han sido educados bajo la doctrina cristiana se avergüenzan y se auto inculpan de su orientación sexual.
Miremos muy atrás y vayámonos a la cultura clásica griega. Una sociedad llena de grandísimos pensadores donde la homosexualidad estaba bien vista.
Tanto es así que los mitos griegos consideraban a las personas atraídas por su mismo sexo los más viriles entre los hombres, o las más femeninas entre las mujeres. Contrasta esto con la visión que se tiene hoy en día de la homosexualidad. Así subyace el prejuicio de que los homosexuales masculinos están siempre afeminados y las lesbianas siempre masculinizadas.
Esto es debido a la ignorancia que existe entre los conceptos de orientación, identidad y sexo biológico. Así, por ejemplo, la mayoría de los homosexuales varones no están afeminados, son personas con las que
te cruzas diariamente y sin embargo resulta imposible darse cuenta de su orientación sexual, a no ser que
ellos te lo digan. De igual forma hay hombres afeminados que sin embargo son heterosexuales.
El estereotipo del varón homosexual afeminado es un invento reciente de nuestra cultura occidental. Históricamente, la forma más frecuente de relación homosexual se ha dado en hombres instruidos y guerreros. Los soldados griegos de la antiguedad son el paradigma de esta homosexualidad militar. Cuando iban a la guerra solían ir acompañados por muchachos que se convertían en compañeros de cama a cambio de instrucción en las artes de la lucha. El batallón sagrado de la ciudad de Tebas era un cuerpo de élite que debía su prestigio al amor de sus parejas de soldados. En nuestros días, sin embargo, ser soldado y homosexual parece incompatible.
La cultura griega clásica incluso alababan las manifestaciones homosexuales de héroes como Zeus o Hércules, al igual que los romanos exaltaban la masculinidad de Julio Cesar que también practicaba la homosexualidad. Sócrates, Platón, Jenofonte, Aristóteles y muchos otros filósofos de la Grecia clásica mantuvieron relaciones sexuales con sus jóvenes discípulos. Pero vino la caída y decadencia del Imperio Romano y el surgimiento de una religión que apareció en contra de todo lo establecido (inclusive, por supuesto, la homosexualidad).
Echemos ahora una mirada a los manuscritos del mar muerto. Estos manuscritos se encontraron en las ruinas de Qumran al lado del mar muerto. En Palestina, hace 2000 años, había un variado número de sectas: Fariseos, Zeolotes, Eséneos... La tribu de los eséneos, situada a las orillas del mar muerto, carecía de mujeres, había renunciado a todo deseo sexual y carecía de dinero. A esta tribu iban las personas que adoptan esas costumbres. Eran solitarios, pacifistas.
Estos eséneos parecen ser la comunidad del Qumran.
Obsérvese la relación con el cristianismo: carecían de mujeres al igual que la iglesia católica (sólo hay curas, obispos, cardenales…), no practicaban el sexo (la iglesia sólo lo permite para reproducirse) y carecían de dinero.
El equipo internacional encargado de traducir los manuscritos eran la mayoría sacerdotes cristianos. Ellos clasificaron los textos encontrados en dos apartados: "textos bíblicos": son copias de libros del antiguo testamento, y "textos sectarios". Estos últimos son tratados que tienen relación con la secta que residió en Qumran y con sus enseñanzas. Ellos trataron de quitarles importancia a estos textos como si fuera un culto marginal e inconformista, una congregación pequeña separada de la corriente del judaísmo y del cristianismo primitivo. Uno de los textos del Qumran describía una autotitulada "secta de la Nueva Alianza", que era conducida por el "maestro de la justicia"; al que se le consideraba un Mesías y fue perseguido y martirizado. Puede fácilmente considerarse que este maestro de la justicia era el exacto prototipo de Jesús. Un investigador llamado John Allegro dijo: pueden verse los orígenes de algunos rituales y doctrinas cristianas en los documentos de una secta que existió antes del nacimiento de Jesús. Por ejemplo, las bases históricas de la última cena pueden atribuirse a los Qumranianos.
Los dirigentes religiosos siempre han condenado cualquier intento de representar a los eséneos como precursores del cristianismo. Posteriormente se descubrió citas de textos cristianos que provenían de los manuscritos del mar muerto. Aparecía así un vínculo entre Qumran y la tradición cristiana. Puede deducirse que el cristianismo podría haber aparecido entonces a partir de una secta que renunciaba al deseo sexual y al dinero. Si situamos esta secta dentro del marco histórico en el que se encontraba (en el Imperio Romano se vivía sumergido dentro de los placeres del sexo, la comida y la riqueza) puede comprenderse fácilmente que la doctrina de esta secta eclosionara y se convirtiera en una religión de culto. Pues esta secta predicaba en contra de todo lo que había establecido y encima se vio favorecida por la etapa de decadencia y caída del Imperio y de la cultura romana, lo que favoreció su aparición súbita.
Con la expansión del cristianismo, la homosexualidad, que había sido aceptada durante el imperio romano, pasó a ser considerada un pecado. A partir del año 342, mantener relaciones con personas del mismo sexo podía ser castigado con la pena de muerte. Pero la reprobación social se fue relajando y durante los ocho siglos siguientes, la sodomía fue raramente condenada, al considerarse como un vicio menor. Un nuevo repunte de odio y temor a la homosexualidad surgió hacia el siglo XIII en la Europa cristiana, donde la sodomía llegó a se catalogada de herejía y los gobiernos dictaron leyes contra ella.
Los misioneros y colonizadores cristianos se encargaron de extender la fobia cristiana a la homosexualidad por todo el mundo. En alguna de las culturas con las que se toparon, los adolescentes realizaban prácticas homosexuales de iniciación con hombres maduros, sin que esto se considerara algo malo. Los historiadores y antropólogos han constatado que la homosexualidad se ha dado en todas las sociedades humanas y que en la mayoría de ellas ha sido tolerada. La iglesia católica, por su parte, ha mostrado en su último catecismo una mayor consideración hacia los homosexuales.

¿Existe Dios? Lo que está claro es que si existe amaría de igual forma a todos los seres humanos, independientemente de su raza, sexo u orientación sexual. ¿Dios no nos creó a todos a su imagen y semejanza? Pues claro que sí: a blancos y negros, a hombres y mujeres, a judíos y árabes, a hetero, homo y bisexuales, incluso a aquellos que no son lo suficientemente inteligentes para comprender que la homosexualidad es algo normal en la raza humana.
Han hecho falta siglos para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, siglos para comprender que no hay diferencias entre los hombres de raza negra y blanca, ¿tendrá también que pasar tanto tiempo para darse cuenta que los homosexuales, heterosexuales y bisexuales somos iguales?


El que escribe estas líneas es heterosexual. Se las dedico a mi amiga Isabel que sabe que la quiero y la amo de una forma que ella nunca podrá quererme a mí (pues ella es homosexual). Ella nunca podrá amarme así, pero yo siempre intentaré hacerla feliz y que la homofóbica sociedad en la que vivimos le devuelva la sonrisa que hace años le robó de su cara.

G.P.