MANIFIESTO
El nombre de mi página es una paráfrasis del título de una obra de Henry de Montherlant:
"LA CIUDAD CUYO PRÍNCIPE ES UN NIÑO"
En esta obra, el autor francés habla de la amistad y del amor entre dos chicos, en un colegio religioso, a principios de este siglo. Y de como, tanto sus propias familias, como las instituciones y la sociedad en general presionan y coaccionan a estos chicos hasta conseguir separarlos para siempre.
Esta página es un homenaje a todos estos chicos que, por el mero hecho de sentir de forma distinta a los demás, por albergar en sus corazones sentimientos que la sociedad en su conjunto reprueba, son objeto de crítica, de burla e incluso, muchas veces, de verdadera tortura tanto física como moral.
Es un reconocimiento a su valentía, a su
arrojo también, por luchar -algunas veces hasta con éxito-
contra todo y contra todos, en defensa de sus sentimientos, de
sus ideas y de su dignidad.
Y es un emotivo recuerdo para todos los que, a pesar de su
aguante y de su capacidad de sufrimiento, movidos tal vez por un
sentido del deber y del sacrificio exacerbado, y en última
instancia, cuando ya no le veían ninguna salida digna a su amor,
han renunciado a su propia vida en un último grito
de amor y de libertad.
Esta página la he escrito también en
recuerdo a Marc, mi amigo de 15 años, cuando yo tenía 20.
Como en la obra de Montherlant, no consiguieron avergonzarnos de
nosotros mismos, pero si consiguieron separarnos... para siempre.
A pesar del tiempo transcurrido, sigo pensando en él -mejor dicho: no he dejado de pensar en él ni un solo día en estos últimos veinte años. Sé que ya no es el deslumbrante muchacho que conocí, ni yo soy aquel joven estudiante del que se enamoró.
Pero lo echo mucho de menos y, ahora que he pasado el ecuador de los 40 años, siento no poder verlo ni estar con él como dos viejos amigos; siento no poder coger sus manos entre las mías y transmitirle por la mirada todo el cariño que siento por él.
Esta página es tu ciudad, joven Príncipe,
y me gustaría que te sintieras aquí como en tu propia casa;
que te sirviera de refugio cuando te sientas solo y triste.
Y si quieres hablarme de tus cosas, no dudes en escribirme.
Ayúdame también a mejorarla: si no te gusta como es, si tienes
alguna idea para hacerla más interesante o si quieres participar
directamente en su construcción: