Hoy
es domingo. Me acosté anoche muy tarde..bueno, tan tarde
que, realmente, no era anoche sino hoy de madrugada, a
las 5 de la mañana. Como ya despuntaba el sol en el
horizonte, tuve que bajar las persianas de mi habitación
-cosa que odio- para poder dormir un poco. La picadura (¿o fué una mordedura?) de un mosquito, así como probablemente el hambre, me despertarón a mediodía, con lo que todavía me daba tiempo de poner en práctica mi programa de los domingos que consiste, basícamente, en intentar alejarme, por unas horas, de mi ordenador, y acercarme al mundo que, al parecer, sigue moviéndose a mi alrededor, a todas luces indiferente a lo que pueda pasar en este otro universo que es Internet. También quiero aprovechar parte de este día de asueto para seguir el consejo de mi amigo e intentar descubrir a este chico maravilloso que me esta esperando en algún lugar. Como
mi casa esta a un tiro de piedra de una zona de la costa
llamada "El Cabo", pletórico de calitas
reservadas al nudismo, pienso que es el lugar idóneo
para iniciar la busqueda de hoy. Una tendinitis reciente me dificulta todavía la marcha en un terreno bastante difícil y accidentado, lo que me permite "fotografiar" con la mirada a las personas que toman allí el sol como Adán y Eva en el Edén. Tengo que lamentar -cosa que ya sabía de otros paseos anteriores por esta zona- que, casi todos sean mas bién lo que yo llamo "lagartos", es decir, personas de cierta edad -de tanta edad- que ya su piel esta acartonada como las de los lagartos. Y, al igual que los lagartos, toman el sol con la boca abierta y el cuerpo pegado a las rocas. Pero como la esperanza es lo último que se pierde, sigo con mi programa: algún día me encontraré con este joven simpático y guapo que me invitará, con la mirada, a sentarme a su lado... Llevo
recorridos ya parte de los 2 kilometros de ida cuando, a
la vuelta de un pequeño recodo del sendero, me encuentro
con un verdadero efebo de unos 16 años. Lleva un
bañador negro, tipo bermuda o, mejor dicho, semejante a
estas "mallas" que llevan los ciclistas... muy
pegadas al cuerpo. Algo
decepcionado, sigo mi camino y no ha pasado un cuarto de
hora cuando me cruzo, esta vez, con un chico de unos
veinte años: esta totalmente desnudo sobre su toalla y
me hace frente... Intento mirarle sin parecer descarado:
es algo más alto que el otro chico, pero igual de fino. Roto
por la fatiga física, y cansado moralmente por estas
desilusiones, emprendo el camino de regreso a mi hogar
cuando, a unos cien metros, veo un grupo de hombres,
mujeres y niños que están allí en plan
"picnic": se trata de una familia de gitanos y,
entre los más jóvenes, mis ojos descubren a un chico de
unos 15 años, guapo de solemnidad, con una cara de
cantaor -pelo largo y negro de azabache- y un cuerpo de
torero . No me atrevo a mirarlo mucho...delante de toda su familia; pero, al alejarme del grupo, lo contemplo una vez más : esta a contra luz y su silueta desaparece, absorbida lentamente por el reflejo del sol sobre el mar, como en un sueño. Me vuelvo una vez más a casa con el corazón un poco triste: mi encuentro con la belleza tuvo lugar, pero esta se me escapó como se nos escapa, entre los dedos, la arena o el agua. ¡ Otra vez será ! |